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viernes, 2 de diciembre de 2011

La transformación de un lector. Entrevista a Kevin Fernández

Nombre: Kevin Fernández
Edad: 15 años
Estudia: Bachillerato Multicultural

Al iniciar el curso de Lengua Española I se acercó a mí un alumno, un poco inquieto, preocupado, tal vez, y me dijo: "¿Es verdad que en esta clase vamos a leer mucho?". Yo le contesté: "Más o menos, tan sólo lo que nos marca el programa, ¿por qué?", pregunté intrigada. Y el alumno exclamó: "¡Porque a mí no me gusta leer!" Realmente me angustié. ¿Cómo decirle que seguramente leeríamos más de un libro? Inocentemente, le pregunté: "¿Y por qué no te gusta leer?" Entonces, me respondió: "No lo sé". Salió del aula cabizbajo, y yo lo miré alejarse.

Transcurrió el semestre y de ese chico preocupado no quedó huella. Se fue transformando, poco a poco, en un lector asiduo. Sí, leíste bien, lector asiduo. A tal punto, que al terminar el semestre era el alumno que más había leído por gusto y por su cuenta, inclusive, recomendaba libros a su compañeros.

Honestamente, no fue mi clase ni yo, porque cumplimos el programa y tan sólo observé su proceso. Eso sí, lo escuchaba cada vez que me compartía su reto personal: enfrentarse a un texto de la clase o de su clase de alemán. ¿Qué le pasó? ¿Qué ocurrió para que se transformara en un semestre de un estudiante al que "no le gustaba leer" a un lector activo y entusiasta? ¿Acaso comió un alimento especial? ¿Su mamá le dio a tomar ciertas vitaminas diarias?

No había otra forma de averiguarlo, así que al término del semestre, le solicité una entrevista para publicarla en este blog ya que su caso, me parece que es muy similar al de muchos estudiantes que "creen que no les gusta leer", pero cuando están cerca de un texto que los atrapa, se transformarán en lectores aventureros. He aquí, la entrevista que me concedió Kevin.

Hola Kevin, gracias por dejarme entrevistarte. Dime, ¿por qué expresaste que no te gustaba leer?
Sentí que íbamos a leer mucho en la clase y yo no soy de leer.

¿Y por qué crees que no eras de leer?
Porque nunca lo había intentado

En tu último año de secundaria ¿que leíste?
Un viejo que leía novelas de amor, era una lectura obligada en la clase,  y me gustó y ya. Pero fue lo único que me gustó. Todo lo demás que me dejaban leer no me gustaba.

¿Qué pasó en este semestre que te hizo cambiar de opinión sobre la lectura?
Empecé a leer el de Momo de Michael Ende por recomendación de mi maestra de alemán, Flurina. Me gustó, le seguí con Historia Sin fin, del que Usted me dijo que era del mismo autor y que me iba a gustar también. Así fue. Regresé con mi maestra de alemán,  le pedí que me recomendara otro libro y leí Los Juegos del hambre y me piqué y ya voy en el otro: En Llamas de Suzanne Collins. Y quiero leer más libros de aventuras o ciencia ficción, de los que ahora usted me ha recomendado. Ya sé que en las vacaciones voy a leer a Julio Verne, ya ví que en casa de mi abuelita hay uno o dos libros de él. Los voy a leer.

¿Así que te has formado un hábito lector? Sí, pues sí, eso creo. Pues me alegro mucho, de verdad.

¿Y qué te parecen ahora las lecturas “obligadas” de la clase, después de descubrirte como lector?
Ya no me parecen tan pesadas, se me hacen más fáciles, ya no se volvió una obligación, más bien, ya le agarro el gusto.

¿Qué consejo le das a tus compañeros de generación o de Preparatoria en general, que se encuentran en una situación en la que creen que la lectura no es para ellos? Que busquen algún género que les guste y de ahí todo se da solo. Yo les recomendaría a mis compañeros de generación: Los Juegos del Hambre, porque está emocionante, te picas en la lectura, tiene un lenguaje sencillo, pero la trama es excitante. 

Muchas gracias, Kevin por esta entrevista, ya la verás publicada en el blog de nuestra comunidad de lectores. Gracias a Usted, maestra.

Y así fue como descubrí lo que había pasado con mi alumno. No cabe duda, "Leer te transforma".


Es como cuando te lanzas al mar por primera vez. Sientes la fuerza de la gravedad totalmente diferente, el contacto con el agua afecta tu piel, tu cuerpo, tu torrente sanguíneo, tus oidos y tus ojos. Ya nada es igual después de haberte lanzado al mar por primera vez. Y el mar, tampoco es el mismo. Constantemente te llamará para que nades, de cuando en cuando. El agua ha formado parte de tu organismo. Las moléculas de tu cuerpo han alterado, en cierta forma al mar. Ahora son inseparables. Lo mismo sucede con la lectura. Atrévete a lograr una transformación, seguramente, llegarás muy lejos y descubrirás tu verdadero ser interior. 

Si tienes una historia de transformación similar, contáctame. Con mucho gusto te entrevistaré para dejar aquí constancia de tu experiencia. Sigo en busca de más transformaciones.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Bibliofilia

Fuente: Biblioteca pública Vicente P. Cacuri
Mi bibliofilia comenzó en la preparatoria, cuando descubrí la biblioteca que le había heredado Porfirio Martínez Peñaloza al Tec de Monterrey de Querétaro. En ese entonces yo no sabía absolutamente nada de Martínez Peñaloza. Lo conocía de leídas: su nombre está, a mano, en la primera página de cientos de libros.

La bibliofilia es una condición extraña: significa sentir placer por un objeto mientras el objeto, obviamente, no siente nada. Es raro sentir fascinación y hasta cariño por un objeto, por un libro. Pero es una emoción sincera: los libros me producen un discreto y tímido placer.

En fin, entre los miles de libros de ingeniería y administración que hay en la biblioteca descubrí una primera edición de Libertad bajo palabra corregida por el propio Octavio Paz; descubrí distintas ediciones dirigidas por Juan José Arreola, como una edición bellísima del Personae de Pound; descubrí libros dedicados por Villaurrutia y otros tantos firmados por un simpático «Tito», que después descubrí era el mismo Tito Monterroso autor del libro. Recuerdo también un pequeño libro con un dibujo a lápiz de José Clemente Orozco. Libros invaluables, o mejor dicho: multivaluables.

Por supuesto, me los robé. Cuando el librero de la casa de mis padres se tornó sospechoso, y sobre todo cuando temí un incendio en mi propia casa, los devolví.

Ese fue el origen de mi bibliofilia, aunque en realidad debería de decir bibliomanía, pues, al parecer, el cariño por lo libros es una especie de enfermedad crónica.

De repente comprar libros se convirtió en un hábito. Agarré la costumbre de entrar a todas las librerías y no poder salir sin por lo menos un ejemplar. Me entró la manía de comprarlos y, sobre todo, la vanidad de colocarlos en mi librero. Y luego, más temprano que tarde, me quise deshacer de algunos libros. ¿Pero cómo, de cuáles? Lo más curioso es que tenía por ahí un libro con una guía para hacerlo: el cuento de Monterroso titulado Cómo me deshice de quinientos libros. Hay libros que te dicen cómo deshacerte de ellos mismos. Es irónico. La bibliofilia es enfermedad y antídoto al mismo tiempo, por eso las bibliotecas son siempre circulares.

Hace poco, en una de esas librerías que llaman «de viejo», compré un libro que desde el título consideré práctico y muy útil: Nociones de teneduría de libros. Como no sé mucho de números y al parecer menos de palabras, supuse que teneduría venía del verbo tener. Supuse un libro genial; mi nueva adquisición me iba a decir, de una vez por todas, qué libros tener y qué libros no tener. Como mi librero comenzaba a gozar de un superávit imparable, consideré a este libro como la solución perfecta. Ya en mi casa, leyendo por fin el libro frente al librero, me di cuenta que teneduría se refiere –quién sabe por qué– al arte de llevar los libros de contabilidad. Conservo ese ejemplar como muestra de mi estupidez. Sospecho que mi biblioteca es el repetido testimonio de la ignorancia y la ingenuidad humana. Esa es la sustancia de mi bibliofilia.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Trastocar el programa oficial de lecturas

Fuente: Taringa.net
Cada curso tiene sus lecturas «oficiales». En Literatura clásica leemos un drama de Sófocles, tres o cuatro cuentos medievales y alguna obra renacentista. En Literatura moderna leemos a Lope de Vega, a Molière, a Gustavo Adolfo Bécquer, a Chéjov y por ahí, quizá, algún texto de Baudelaire. Estas lecturas oficiales responden a los contenidos que debemos transmitir: la literatura en la Edad Media se escribía así, el sentir romántico es asá, los poemas simbolistas son yacuzá yacuzá…

Pero cada curso tiene también sus lecturas no-oficiales. Si uno de los objetivos del curso es desarrollar cierta emoción por la lectura, cierta necesidad, cierto placer, entonces el programa de lecturas no debe restringirse a una época histórica. La literatura es libertad: podemos leer a Cortázar mientras leemos una obra clásica griega, podemos crear un paréntesis en el Siglo de las Luces para leer, por decir algo, a Ibargüengoitia.

Durante el semestre, comparto con mis alumnos diversos textos que yo leo con un enorme placer. Cuatro o cinco textos que quizá no tengan ninguna relevancia histórica con el curso, pero que intentan cumplir ese otro objetivo: desarrollar cierta emoción, cierto placer por la lectura.

Así fue como leímos el capítulo 73 de Rayuela, el prólogo de La vida instrucciones de uso, el magnífico cuento de Calvino La aventura de un lector, el Conjuro de Felipe Garrido, el discurso que dio Vargas Llosa tras recibir el premio Nobel, entre algunos otros.

De todos los textos que he seleccionado, el que ha causado un mayor goce ha sido, sin duda, el cuento de H.G. Wells La historia del difunto señor Elvesham. No sé por qué, no sé si fue por ese despliegue fantástico de imaginación que tiene Wells, no sé, pero ese ha sido el texto más placentero que hemos leído en clase. No quisiera tratar de explicar racional o sentimentalmente por qué causó tanto placer, pues un texto, como diría Nabokov, no se lee con la cabeza, y tampoco con el corazón, sino con la espina dorsal. Y sí, justo ahí se encuentra el placer de la lectura. Leer significa sentir un escalofrío en el espinazo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Lectura pública, el evento.


Y llegó el 11 de noviembre de 2011, y toda la comunidad de Prepa, una vez más, se organizó para celebrar la víspera del Día Nacional del Libro y la Lectura. Entre clase y clase, los alumnos y maestros salían a los pasillos, se asomaban por ventanas y balcones para escuchar la Lectura Pública en el Patio Central de Prepa.



Con sólo un micrófono, una antología de textos literarios, los alumnos de distintos semestres y algunos profesores y directores, leían con entusiasmo poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, Nicolás Guillén, fragmentos de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, cuentos de Julio Cortázar, Augusto Monterroso, José Emilio Pacheco, Antoine de Saint-Exupéry. Más poemas de Mario Benedetti, Amado Nervo y José Martí




Los alumnos de primer y tercer lugar del concurso nacional de Discursos a nivel Sistema, leyeron a viva voz y con mucha emoción, fragmentos del discurso de Gabriel García Márquez "Botella al mar para el Dios de las Palabras" y "Elogio de la lectura y la ficción" de Mario Vargas Llosa, respectivamente.

Agradecemos la participación y excelente lectura de los alumnos:Brenda Reynoso Arias, Geoffrey Arthur Hubbard Valenzuela, Miguel Angel Baruch, Armando Bucio, Lepoldo Fernando Zárate Montes de Oca, Alfonso GUG, César Isak Jiménez Medina, Luis Andrés Moreno Padilla y Martín Gerardo Soto González.
También de los profesores: Marichuy Oros, Silvia Sánchez, Julio Díaz y Tere Delgado.




Entre clase y clase disfrutamos de un festival de ideas, palabras y letras, al final de cada lectura pública, los participantes recibieron un presente por su entusiasta colaboración como lectores, además, un gafete que portaban orgullosamente y que decía: "Yo tengo pasión por la lectura".







De esta manera, en Prepa, vamos creciendo en la conformación de nuestra comunidad de lectores y disfrutando, cada vez más de los eventos y beneficios que nos aporta la lectura. Próximamente, prepararemos un evento nuevo porque seguimos colaborando en el programa Pasión por la Lectura del Sistema Tec. ¡Estén pendientes! Porque nos dará mucho gusto que participen con nosotros.

sábado, 5 de noviembre de 2011

11 de noviembre: ¡Día de Lectura Pública en la Plaza Central de la Prepa Tec Campus Querétaro!

El próximo viernes 11 de noviembre se llevará a cabo la Lectura Pública de una serie de cuentos y textos cortos para festejar el Día Nacional de la Lectura y el Libro en México.

Alumnos, profesores, empleados de nuestra comunidad leerán ante un pódium, en el Patio Central de la Prepa, de 8:30 am a 3:00 pm, entre clase y clase. Asiste, escucha, participa, lee!!!

Por decreto presidencial, desde 1979, se instituyó el 12 de noviembre para festejar el Día de la Lectura y el Libro en nuestro país. ¿Por qué precisamente en esta fecha? Porque se conmemora el natalicio de nuestra Sor Juana Inés de la Cruz, quien por cierto, aprendió a leer a los 3 años y desde entonces vivió con pasión en un mundo de Letras, ideas e inspiraciones. Actualmente, la Décima Musa sigue más vigente que nunca  y sus textos se han leído en todo el mundo.

Festejemos juntos este día y durante todo el fin de semana, con un libro a la mano porque ya sabes, ejercitar el hábito de la lectura es como hacer ejercicio. "La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo" (Enrique Rojas). ¡Vamos juntos al Gym Literario!